La migración del profeta (sws) de la Meca a la Medina ha marcado la vida de los musulmanes, no solo en la época del profeta (sws), sino hasta el día de hoy, incidiendo incluso en toda la humanidad. Porque la civilización islámica que se creó ha aportado y sigue aportando los valores nobles y las reglas que regulan la vida de la persona, la familia y la sociedad. 

La migración del profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones sean con él, fue un evento histórico grandioso, no como otro cualquiera, sino que fue el que marcó un antes y un después en la historia de los musulmanes. Llegó a separar en dos etapas la enseñanza de la religión musulmana, la de la Meca y la de la Medina. Si la importancia de cualquier evento se mide con los hechos importantes que suceden, con la importancia de las personas que lo llevan a cabo o incluso con los lugares donde ocurre, entonces este evento supera a cualquiera. Su líder fue la mejor persona y la más honorable de toda la humanidad y el lugar fue también el más sagrado de este mundo (Meca y Medina). La Hégira ha cambiado el camino de la historia de los musulmanes porque ese basó en el sacrificio, la verdadera amistad de los compañeros del profeta (sws) y la paciencia, entre otros valores sublimes. Y así Dios la puso como el camino hacia la victoria, el orgullo, la confianza y la fraternidad para levantar la bandera del Islam y construir la sociedad musulmana. Dijo Allah: “Si no lo socorréis [al Mensajero], sabed que Allah [no necesita de vosotros, pues ya] lo auxilió aquella vez que los incrédulos lo expulsaron [de La Meca], cuando estando en la caverna con su compañero [Abu Bakr] le dijo: No te entristezcas, pues Allah está con nosotros. Entonces, Allah hizo descender Su sosiego sobre él [Abu Bakr], les socorrió con un ejército [de Ángeles] que no veían, y dispuso que el propósito de los incrédulos se desvaneciera y que el Mensaje de Allah sea el que prevalezca. Ciertamente Allah es Poderoso, Sabio” (Sura El arrepentimiento, 40).

(إلا تنصروه فقد نصره الله إذ أخرجه الذين كفروا ثاني اثنين إذ هما في الغار إذ يقول لصاحبه لا تحزن إن الله معنا فأنزل الله سكينته عليه وأيده بجنود لم تروها وجعل كلمة الذين كفروا السفلى وكلمة الله هي العليا والله عزيز حكيم)

 (سورة التوبة 40)

De la casa a la cueva:

Los quraishitas (habitantes de Meca) no supieron que Allah concedió permiso al profeta (sws) para comenzar la Hégira (emigración) a Medina. Mientras ellos conspiraban para el ataque y sin percatarse,  el profeta (sws) ya había abandonado su casa en la noche del 27 del mes lunar de Safar el año 14 del inicio de la época profética de Muhammad (sws). Al día siguiente se dirigió hacia la casa de su amigo Abubakr a la hora de Duhr a escondidas, fuera de lo habitual, para comunicarle su salida de Meca y su consecuente Hégira. Abubakr temió perder la amistad del profeta (sws), le pidió ir con él y el profeta (sws) se lo permitió. 

Entonces Abubakr preparó todo lo necesario para el viaje de ambos. Contrató a una persona no creyente del pueblo de Beni Dail llamado Abdullah Bin Urikat conocedor del camino hacia Medina y pactó con él encontrarse en la cueva Thawr (Toro) después de tres días con los medios para el viaje. Aicha y su hermana Asmae (hijas de Abubakr) prepararon los utensilios del viaje. Asmae guardó dichos utensilios dentro de su ropa (Datu Nitakayn) y fue nombrada por ello. 

Por su parte, el profeta (sws) ordenó a Ali Ibn Abi Talib (su joven compañero) que no viaje con ellos para devolver todas las pertenencias de los habitantes de Meca que el profeta (sws) guardaba en su hogar y que vistiese su vestimenta y durmiese en su cama antes del alba. El profeta (sws) presintió que sus perseguidores seguirían el camino principal de Meca a Medina y cambió de ruta, dirigiéndose hacia Yemen (el sur) hasta llegar a la montaña de Thawr. En toda esta etapa, Abdullah y Asmae (hijos de Abubakr) y Amir ibn Foaya tuvieron un papel importante de apoyo al profeta (sws). 

No te entristezcas, Allah está con nosotros

Salieron los paganos de Meca en busca de alguna señal del profeta (sws) y su compañero, cercaron las montañas y los caminos alrededor de Meca hasta que llegaron a la cueva de Thawr. El profeta (sws) y Abubakr escucharon el caminar y la voz de sus enemigos muy cerca. Abubakr le dijo al profeta (sws) que si uno de ellos mirara a sus pies los vería dentro de la cueva y le contestó el profeta (sws): “¿Qué crees?, estando nosotros dos, el tercero es Allah.” Y esperaron en la cueva tres días hasta que se rindieron los politeístas de buscarles y salieron de ella el primero de Rabii Al-Awal del año 14 del inicio de la época profética del profeta (sws). Entonces, comenzaron el viaje con la ayuda del guía Abdullah ibn Arikat y Amir ibn Gohaya. 

Por otro lado, los politeístas aún seguían buscándolos y ofrecieron recompensas de hasta cien camellos por entregarlos o traerlos muertos. Uno de los politeístas, llamado Suraka Ibn Malik, vio al profeta (sws) y salió corriendo hacia él con su caballo. El animal se tropezó y cayó. Volvió a levantarlo e intentarlo pero tropezó de nuevo. Lo probó una tercera vez y el caballo se hundió en la arena del desierto hasta sus rodillas. Allí supo que estaban protegidos por Allah. Le pidió al profeta (sws) que lo salvara y a cambio prometió que no delataría donde estaban. El profeta se lo concedió y le prometió que vestiría los tesoros de los persas. Y cumplió Suraka con su palabra desviando a los politeístas del camino del profeta (sws). 

En el camino pararon en la Khayma de Ummu Maabad y le preguntó el profeta (sws) si había comida o bebida. Ella se disculpó diciendo que no tenía nada a excepción de una cabra anciana que ya no producía leche. El profeta (sws) tocó a la cabra con sus manos y empezó a ordeñarla, saliendo leche y bebiendo de ella todos. Y así continuaron hasta llegar a Medina, poniendo fin a su viaje. 

Esta Hégira fue el inicio de la construcción del imperio musulmán, un orgullo para la religión de Allah. Fue la puerta de las bendiciones para el islam y los musulmanes. Y es por esto que las enseñanzas de la Hégira no han cesado a lo largo de los tiempos, no se borra su memoria y su herencia continúa  generación tras generación.