Un día, el Mensajero pasó junto a la casa de su criado, Anas ibn Malik, y vió que el hermano de Anas tenía un aspecto triste y deprimido. Al preguntarle qué pasaba, le dijeron que el pequeño estaba así desde la muerte de un pájaro que tenía como mascota. Muhammad, que la paz sea con él, llamo al niño y le dijo: “Abu Umayr, ¿qué es lo que hizo el pajarillo?”. Cuando el chiquillo oyó estas palabras, rompió a reír en carcajadas e inmediatamente olvidó sus penas. (La manera de formular la pregunta en árabe es muy sutil. Comienza de forma solemne para luego acabar en un anticlímax. Así fue como el Mensajero enseñó al niño a aceptar la vida y la muerte).
Del mismo modo que Muhammad era dulce y comprensible con los niños, era amable y respetuoso con los ancianos. Las aleyas del Corán dicen:
“Baje sobre ellos el ala de la humildad que viene de la misericordia y di: ¡Señor mío! Ten piedad de ellos, igual que ellos me criaron cuando era pequeño”. (Corán, 17:24)
En una época en que las mujeres estaban consideradas como seres inferiores (tanto por árabes como por romanos), y que no era propio del hombre amarlas, el Mensajero insistía una y otra vez en que el hombre debe tratar bien a sus mujeres.
En el último discurso público que pronunció, el Discurso de Despedida, Muhammad pidió a los hombres que fueran justos y amables en su trato con las mujeres. También ponía un énfasis especial en el trato debido a los criados y sirvientes.
Las obligaciones para con los huérfanos están descritas de forma contundente y misericordiosa en el en Corán, en estas, entre muchas otras ayats Allah dice:
“Te preguntan en qué deben gastar. Di: El bien que gastéis que sea para vuestros padres y parientes; y para los huérfanos, los pobres y los hijos del camino. El bien que hagáis Allah lo conoce” (Corán, 2:215)
“Dad a los huérfanos los bienes que sean suyos y no pongáis lo malo en lugar de lo bueno. No os aprovechéis de sus viene juntándolos con los vuestros, por que eso sería una grave injusticia”. (Corán, 4:2)
Pero además el Mensajero solía decir: “El que cría y educa a un huérfano se ha ganado un lugar en el Jardín”. No solo hay que tratar bien a los huérfanos, sino que hay que educarlos, guiarlos y tratarlos como uno quisiera que fueran tratado sus propios hijos en caso de fallecimiento.
Islam y vida
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