El Zakat (azaque)

Gastar dinero en obras de caridad es altamente recomendable y a los musulmanes se les anima a emplear en ello todo el dinero que puedan: el cielo es el límite. Sin embargo el azaque, tercer pilar del Islam, es algo diferente. Frente a la caridad ordinaria, el azaque es preceptivo, no voluntario, y lo que se da en concepto de azaque es una cantidad prefijada. En general, cubiertas las necesidades y los gastos, los bienes remanentes de la persona retenidos durante un año deben ser purificados mediante la entrega de un 2,5% de los mismos en concepto de azaque. El capital improductivo, de este modo, se penaliza al punto de que en unos cuarenta años se reduce a cero, lo que incentiva la inversión del dinero al servicio del interés público.

Además de los bienes monetarios, otros beneficios económicos, incluyendo los industriales, agrícolas, ganaderos, inmobiliarios, etcétera, tienen sus fórmulas respectivas de gravamen por azaque que se detallan detenidamente en las obras especializadas.

El zakat es el “derecho” que ostenta el pobre sobre la riqueza del rico. No es un acto de caridad optativa o de filantropía. En un Estado Musulmán, el gobierno es responsable de recolectar el azaque, fuente primaria de sus presupuestos que podrá completarse, en caso de necesidad, con otros sistemas tributarios legislados. El azaque puede entregarse a instituciones islámicas de beneficencia, las cuales son entonces las responsables de su justa distribución, o directamente al necesitado en lugares fuera del alcance de la Ley islámica (como los musulmanes que viven como minorías por todo el mundo o bajo un gobierno secular). Los necesitados no musulmanes pueden ser incluidos como beneficiarios.

El zakat representa el nexo inquebrantable que une a los diferentes miembros de la comunidad, a los que el profeta Muhammad describe “como los órganos del cuerpo: si uno sufre, los otros se apresuran a auxiliarlo”. La palabra zakat significa literalmente “purificación”, o “acrecentamiento” y, en lenguaje económico, “deducción de lo debido”, lo que supone que uno purifica su dinero dándole al necesitado su justa porción del mismo. Cuando los musulmanes pagan el zakat tienen verdaderamente la impresión de estar invirtiendo ese dinero, no gastándolo.